lunes, 13 de septiembre de 2010

Siluetas en el Aire











Ilustración de Jordi Solano

Siluetas en el aire, vagan a nuestro alrededor, deambulando por el gran laberinto de la ciudad, autómatas como máquinas nos miran con ojos negros, con muecas frías e indiferentes, pequeños rostros de metal de barro de cartón incluso de piel suave, pero éstas últimas suelen estar manchadas de maquillaje que ocultan aun mas la ilusoria realidad, infinidad de ellas pululan detrás, arriba y delante dejando un aura de frío. En el caminar diario las vemos como nos juzgan sin saber nada de nosotros, nos sentimos observados por desconocidos, nunca me paro a pensar que esconden detrás, quizás porque nunca me lo he preguntado al mirar la mia en el espejo, pienso que la mia es una imagen real, capaz de gesticular de expresar cualquier sentimiento por muy pequeño que sea, aquellas que me asustan son esas de sonrisas eternas, pienso que habrá detrás de ellas quizás son falsas, quizás soy yo quien mira con ojos falsos y cansados de todo.

Hoy tuve un sueño raro, o al menos eso creo porque desperté cuando la noche fría y silenciosa seguía callando con su oscuridad el ruido de esta ciudad, mis ojos se negaban a cerrarse y seguir con ese sueño lleno de máscaras que me rondaban acosándome con miradas negras y labios sellados, sentí miedo, temor a la ignorancia, a la soledad. Hoy quería sentir como el amanecer se despierta y ser yo el primero en ver como los primeros rayos de sol, atraviesan la noche desgarrando a jirones los sueños de aquellos que duermen, desvaneciendo así una historia que los sueños nos ofrece todas las noches. Al pasear por la calle empedrada, sentí como una de esas máscaras me observaba, el miedo a lo desconocido hizo que mi sigiloso caminar se hiciera cada vez mas rápido haciendo que mi taconeo violase el silencio que como equipaje de mano llevo a mi alrededor. La observo al pasar por el coche aparcado junto a la cera, se esconde tras el cristal que agazapada me espera con su mirada tétrica, un estallido de frío hiela mi estómago forzando a mi respiración, poco a poco el miedo invade mi cuerpo, imagino miles de cosas, pero nada en concreto dudo de que sea real… es un trozo de pesadilla que no maté junto a mi almohada al despertar y que aun no ha abandonado mi confusa mente.

Mas adelante una plazoleta me espera con farolas de luz tenue, un resoplido se me escapa de mis labios aliviando mi tembloroso cuerpo. Unos bancos de madera me invitan a sentar y poner algo de paz. Tras unos minutos vuelvo a sentir esa sensación de ser observado, miro a mi alrededor y no veo a nadie, los árboles quietos y mudos en el silencio son testigos de mis miedos, las plantas se ocultan de entre la hierva cubierta con un manto de rocío, hay vida en la plaza pero escondida está. Presiento que viene de dentro de una gran fuente de piedra, mi temor me hace levantar y con paso tortuoso e incontrolable por mi, me acerco cada vez mas, hasta que mis ojos incrédulos ven una imagen oscura y quieta que con palabras mudas me invitan a acercarme mas aun, ahora el silencio es interrumpido por el crujir de las ramas de los árboles que se mueven haciendo ademán de empujarme hacia esa oscura máscara, me siento pequeño en aquel lugar, vulnerable a cualquier cosa, estoy desnudo de valentía vacío de alma, mudo de palabras, sólo me arropa el miedo que con sus brazos fríos me acercan al averno, pasa el tiempo eterno y me dejo vencer, mi corazón se acelera, mis manos intentan impedir mi hundimiento en aquel remanso de oscuridad, pero son plomos que como lastre harán que mi cuerpo se pierda en las profundidades de lo desconocido, cierro los ojos, y desesperadamente suplico en forma de lágrimas despertar de esa realidad, deslizándose por mi cara, haciendo en mi gélida piel pequeños surcos tibios de pena y dolor, cayendo lentamente hacia mi infierno, pero el lento goteo de mis lágrimas silencian de nuevo todo, mi cuerpo vuelve hacia mi, recuperando el control, mis manos recobran vida y en última instancia se agarran como anclas al borde y abriendo los ojos, veo con sorpresa pequeñas olas producidas por mis lágrimas, distorsionando y difuminando esa máscara llegando a disolverse en la oscuridad del agua….

Sin perder el tiempo salgo de aquel lugar a la vez que me enciendo un cigarrillo, sabedor de que quizás he ganado una batalla a esa máscara, esta vez si, mi caminar es mas sereno, disfruto del paseo que esta calle me ofrece, falta poco para amanecer y quiero disfrutar de tan grato placer, pasear sólo sin tener que mirar al suelo oculto detrás de unas gafas de sol y sin sentirme nadie, ahora alzo la mirada y me siento dueño, dueño de mis pasos, profundas caladas dan calor a mi cuerpo, expulsando ocultas en humo esas cuchillas de frío que hieren mi pecho, mis ojos recorren aquellos sitios que el Sol me ciega, sonrío y respiro aire puro, tras un buen rato alimentando mi alma, siento de nuevo que al pasar por un escaparate de grandes cristales, hay algo o alguien que me mira, ¡Dios! ¿cuándo cesaran de seguirme?, no puedo mas necesito enfrentarme a esa cosa, retrocedo unos pasos y con ojos retadores vuelvo a estar frente a ella, oscura y fúnebre pero esta vez sus ojos no son huecos tenebrosos, son de color fuego supongo que furiosa esta vez viene a por mi, sabedora de que no puede tener fallos, y no… no voy a cerrar los ojos como un cobarde, no lucharé con lagrimas, sacaré de donde sea fuerzas para ganar, estamos los dos frente a frente, ni el viento que rabioso vuelve a golpear mi cuerpo con finas ráfagas de aire frío, ni dejaré que el crujir de los árboles me empujen hacia esa silueta. La miraré hasta que me diga algo. El alba raya la oscuridad poco a poco se está yendo y aun seguimos, la máscara utiliza todas sus armas, ahora parece que simula mis movimientos, intenta confundirme, minutos después la máscara ya no es tan oscura y fiera como antes, tiro mi cigarrillo al suelo, ya no me mira con ojos de fuego, pero sigue delante, esperándome. Mis ojos se agudizan intentando saber quien es, ya estoy viendo un rostro, me es familiar, es alguien a quien conozco lo presiento, la noche se aleja y la luz me deja ver aun mas, veo un reflejo levanto la mano y toco el cristal frío, después me toco mi cara y veo que esa máscara hace lo mismo, esta vez mis lagrimas salen con fuerza, la máscara que yo creía que era mi pesadilla, pero es mi reflejo……



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