lunes, 13 de septiembre de 2010

Cuando un Hombre Ama







Ilustración de Marta Altieri

Sentí tu mirada que atraviesa el frío de la mañana, esquivando las sinrazones que cada día pasan por delante de mi, paralizándome por completo e invitándome a lanzarme al vacío, llevándome en volandas con tus alas de Ángel al mundo de los sueños, allí donde me quieres llevar para acunarme en tu lecho del deseo, de la pasión. Pero yo soy incapaz de articular palabras, mi mente está vacía de palabras de amor de susurros que otros al oído adornan esa noche de pasión. Sentí en ese momento que un Ángel acudió a mis lamentos, pero no supe decir nada, mis labios temblorosos se contraían fuertemente cerrando mi aliento, ahogándome en un mundo simple y tan sencillo como el olvido.

Y un sentimiento nacía dentro de mi, algo que repele la razón, el sentido común, que calma mi ansia y me enseña a sonreír, a mirar, a darle sentido a mis pasos para caminar por ese camino que hoy se cruzó con tu estela. Pero no se hablar, no se decirte a los ojos algo tan simple que los enamorados miles de veces se dicen, lo siento pero no se. Te aseguro que dentro de mi aún hay espinas de aquellas rosas que en otras manos puse, por mi garganta discurre lágrimas que mis ojos no dejaron salir y que me queman dejando llagas como recuerdo doloroso a mis silencios… Pero hoy quiero que sepas una cosa, hoy sabrás como un sentimiento le dice a tus ojos, algo que nunca tus oíos escucharon.

¿Recuerdas anoche? Desnuda y oculta bajo sábanas blancas y finas como los pétalos de una rosa que jamás te di, la luz tenue como la de una estrella, aquella que tantas noches al cielo miraba y creyendo que tan lejana nunca podría tocar y anoche junto a nosotros calor nos daba. Cerré los ojos y me deje llevar por tu aroma, fragancia que en ningún frasco de fino cristal es capaz de atrapar, sólo es en ese momento cuando por los poros de tu piel me da lo que en una noche de primavera la flor de azahar. Tus ojos se cerraron y fue cuando mi mano se acercó lentamente a tus labios, en busca es esos te quieros que nunca quise escuchar, pero sólo encontré la humedad de tus lágrimas que en tus labios se fueron a estancar ahogando para siempre tu voz.

Y mis dedos buscaron por tu silencioso rostro y suavidad encontraron que me invitaban a pasear lentamente por tu cuerpo, ahora cierro mis ojos y veo como tu paz me daba tranquilidad, mis manos a través de tu cuello iban en camino de tus manos para entrelazarse, pero fueron en tus hombros donde pararon para descansar y sentir como tu piel se sembraba de pequeños puntos suspensivos trazando con letras que ni la mejor de las plumas jamás pudieron escribir, esas que como tatuaje invisible siempre tú y solo tú podrás leer al recordar, el bello de tus brazos se erizaban advirtiéndome de que tus delicadas manos me esperaban ansiosas de ese roce que minutos después fuertemente me correspondían, tu cuerpo se estremeció y fue cuando un suspiro de tus labios salió, rápidamente mis labios cerca de los tuyos atraparon junto a tu aliento que por dentro de mí calmaba ese dolor, fui incapaz de besarte pero sentimos igual sensación del mejor de los besos. Abandoné tus manos y por tu pecho rocé.. ummm… ¿lo sientes? Después de sentir de cerca como tu corazón se aceleraba llegué a tu estómago y sonrío al recordar como un enjambre de mariposas revoloteaban dentro de ti. Tu piel es tan suave que nunca mis manos sintieron tan dulce placer, tus nervios cada vez se reflejaban mas en tus movimientos y te hicieron girarte a un lado huyendo de ese temeroso placer, dejando tu desnuda espalda ante mi, sensual y curva figura me provocó que mis manos explorasen sin permiso aquel bello paisaje, cuantas veces imaginé y ansié tener cerca muy cerca de mi, tu desnudo cuerpo, tu pelo enredado ocultaba tu cuello y parte de los hombros, mis excitados dedos no tardaron en dejarte por completo desnuda invitando a mis labios a probar de tan maravilloso manjar, y muy lentamente mis labios besaron tu cuello, haciendo que dentro de ti un gemido de placer quebrase este silencio. El deseo de poseerte fue compañero de la pasión que dentro de mi, me hacia perder la cordura y busqué tus labios que entre abiertos me esperaban, fue lento muy lento, suave roce de nuestros labios que encendía la noche de calor, para mas tarde fundirnos en un profundo y deseoso beso, la respiración era el único dialogo que en esas cuatro paredes nos decíamos ese idioma que nos enseña a seguir un poco mas para perdernos en un mar de placer. Ahora en mi habitación cierro los ojos y siento esa respiración acelerada, lo siento cerca, junto a mí aunque tú no estés, nunca un recuerdo ha sido tan real como recordarte desnuda junto a mi.

Nuestros cuerpos se dejaron llevar y se fundieron en uno mismo, aparcamos al borde de la cama nuestra frialdad que días antes con orgullo llevábamos, no había marcha atrás y nos perdimos entre el tiempo eterno haciendo realidad nuestros deseos… ¡Dios que placer!, sentirla…. Oír su voz que al oído me susurraba un te quiero, nos movíamos al son de la mejor de las melodías, la del placer y el deseo de amar. Te miré una y mil veces no daba crédito saber que por unos momentos eras mia, sólo mia, dueño de tus gemidos de tus caricias, de tus besos. No era una batalla el sentir de esas miradas, tu cuerpo vibrar y saber que me amabas y yo no pude decirte te amo, pero hicimos el amor y supiste entonces que mi corazón, mi cuerpo mi ser te amaba, y tanto te amé que miedo me dio al saber que mas tarde el hasta nunca me esperaba tras las paredes de tu habitación, el tiempo se paró, el silencio me esperó para poder despedirme de ti y decirte al oído mientras dormías en mi pecho…

Cariño cuanto te quiero…..

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