lunes, 13 de septiembre de 2010

La Leyenda













Ilustración de Tiny Pilot

En un tiempo atrás, me ocurrió una historia, que por desgracia, hoy os tengo que contar, y en verdad les digo que jamás pasé tanto miedo como aquel día.

Todo empezó cuando por culpa del orgullo inocente que arrastrado por una simple y estúpida apuesta que suponía visitar Carlos y yo una noche el cementerio , esto no parece nada importante, el asunto está que ese cementerio no es como otro cualquiera, este es un tanto especial ya que llevaba abandonado hacia bastantes años, además se comentaban un sinfín de leyendas que algunas verdaderamente hacen llorar de risa por tan semejantes disparates, pero por lo contrario hay otras historias que hacen que un hilo de frío recorra todo el cuerpo acuchillando hasta las entrañas haciendo que el vello se erice intentando salir de nuestra piel, historias de miedo.... que digo miedo, de terror.... que hace que un nudo en la garganta nos impida balbucear las escasas palabras de sorpresa y es cuando en nuestro rostro se refleja el pánico y el miedo que todos llevamos dentro. Pero a Carlos y a mi siempre nos parecían papanatas que decían las gentes del lugar.
Hasta que una noche y en concreto tres noches antes del día señalado caminando por un desolado paraje cercano al perdido cementerio, preparando nuestra incursión por el lugar exacto y manera de hacerlo, nos encontramos a un personaje digno de ver, parecía que había salido de una de esas fábulas de miedo de esas de tantas que se contaban. Vestía con andrajosos trapos que cubrían por completo todo su cuerpo incluso su rostro no se definía muy bien , de lo poco que no cubría esa mugrienta y olorosa capa, surgía como por arte de magia unos ojos negros, pequeños y hundidos que con mirada agresiva y amenazadora nos observaba lentamente de arriba y abajo, yo mientras tanto con cara extraña, miraba de reojo a Carlos, estaba serio, pero sus labios estaban fuertemente apretados uno contra otro y un ligero temblor recorría toda su boca, estaba a punto de reventar de risa, le pedí a Dios que no lo hiciera porque yo si que es verdad que tampoco podría aguantar mas. Hasta que al fin el enigmático hombre con voz tosca susurro.... “ En la miseria de la muerte se encuentra la grandeza de la vida ...” ese fue el detonante que nos hizo estallar a carcajadas nos mirábamos el uno al otro llorando de risa doblados por la cintura y con las manos sujetando nuestro estomago que parecía apunto de salirse de nuestro cuerpo, pero cuando volvimos nuestras miradas empañadas de lágrimas hacia aquel personaje de cuento nos quedamos inmutados, el mendigo había desaparecido, era imposible nos habríamos dado cuenta, nuestras manos pasaron del estomago al culo pues nos cagábamos de miedo. Junto a nosotros, tirado en el suelo había una llave un tanto rara, era antigua y muy oxidada en la cual tenía una inscripción “D-306”.
- Que diablos significa eso tío -me gritaba Carlos -
- No tengo ni idea. Que hacemos la cogemos o que..
- No se... no se... esto me huele mal - exclamó Carlos horrorizado- .
- Mira cógela y a la mierda con todo esto - le miré detenidamente, mientras yo me retiraba unos metros por si las moscas -. Ya le encontraremos alguna explicación a todo esto.
Y así Carlos con manos temblorosas y titubeantes la recogió de un tirón creyendo que al tomarla con su mano esta fuese engullida por la tierra.
- ¡Salgamos de aquí rápidamente! - con voz recia y decidida -. Así quedamos dentro de tres día a las once de la noche en el monte del calvario.
- Tío no hay otro sitio mas discreto que ese - murmuré con una sonrisa irónica -
- Déjame hacerlo a mi manera gallina, así parecerá más intrigante y entretenido - me contestó rotundamente Carlos -.
- Bueno vale como tu quieras, pero que yo no soy un gallina - le miré con un gesto retador -.
El día anterior a la noche de la apuesta Carlos me llamo desesperadamente.
- Tío nos tenemos que ver, creo que he encontrado la solución al enigma de la llave -.
- ¿ Ah, sí ?, pues cuenta -le dije sorprendido -.
- No puedo decírtelo por teléfono, tenemos que vernos y pronto.
- Bueno dime donde quedamos, de una vez por todas.
- En la casa del Sr. López .
- ¿ El viejo conserje del cementerio ? . ¿ aún vive?.
- Sí, apresúrate, te estoy esperando...

Una hora mas tarde me encontraba sentado junto a Carlos en un viejo sofá, carcomido por las termitas, frente al viejo ¨ Zapatones¨ . Así le llamábamos cariñosamente, imagínense porqué. Era un viejo armario empotrado, tan alto y robusto que es fácil de comprender que no habría oficio mas ideal que ese de enterrador, parecía que había salido de una de esas películas de miedo. Su frente era prominente con cejas pobladas que cubrían casi por completo a unos ojos cansados de los cuales les colgaban unas exageradas bolsas de grasa, su piel era blanca salpicada de unas pequeñas manchas rojas, la boca era inmensa con dientes picados y amarillentos debido imagino a los cafés y su gran afición al tabaco, pero lo que más me impresionó fue sus manos, eran feas de grandes, parecía que nunca las había utilizado, ya que las mantenía intactas, lisas y sin ninguna arruga.
- Un café - susurró aquel gigante -.
- No gracias, veníamos a.....
- Ya lo se, no seáis impacientes, todo a su debido tiempo.
Su voz fue como una orden, silencio se hizo en la pequeña sala de estar.
- Bueno, como veo que vuestra intriga os ha traído hasta este viejo, os solucionaré el misterio de la llave.
Antiguamente, cuando yo era mas joven y por supuesto por muy raro que parezca, menos feo, y empezaba mi oficio de enterrador, había una costumbre que venían de los antepasados de este pueblo, cuenta la leyenda que un día llego al pueblo un misterioso hombre, cubierto con harapos viejos, como los de un mendigo....
- ¡ nooo! - gritó Carlos saltando desde lo hondo del sofá - ¿ tenía la cara casi cubierta con una capa y su mirada era el fiel reflejo de la del mismísimo diablo?.
- Si, algo parecido - contestó el Sr. López, arqueando las cejas -. ¿Os he contado alguna vez esta historia?.
- Pues... pues... - tartamudeando Carlos -.
- Mire usted Sr. López - interrumpiendo a un cada vez mas asustado Carlos - él se ha puesto así porque seguro que alguien le contó alguna vez alguna historia semejante, así que siga, por favor.
- Como decía. - mientras tanto Carlos inmóvil con la mirada desfigurada, fija en el anciano, seguía escuchando

-aquel misterioso hombre se tropezó con el padre del padre del padre de mi padre y le dio una llave, semejante a la que tu amigo me enseñó, según cuenta la historia ese hombre le encomendó una misión a mi antepasado y consistía en descubrir la cerradura que se abría con esa llave, por ello tenía de descifrar esa pequeña inscripción, la cual quiero recordar que era la de ¨D-306¨ igual que la de tu amigo,...
- Si muy bien, pero que significa esa numeración - los nervios y la intriga me hicieron interrumpirle nuevamente -.
- Bien, según cuentan los ancestros del lugar, decían que la ¨D¨ significa el día, y la numeración corresponde al día del año.
- Quiere decir y perdone que le interrumpa por enésima vez, si es correcto lo que dice y mis cálculos no me fallan, mañana mismo hace justamente el día ¨306¨ del año y creo que es día de todos los Santos....
- Así es - contestó tajantemente con voz basta -.
- Al final Sr. López, ¿ qué paso?.
- Ya hace tiempo de todo eso, pero aún no se sabe muy bien lo que pasó, unos dicen que se adentró de madrugada en el cementerio llevado hipnotizado por unas voces del mas allá y nunca volvieron a saber de él. Otros dicen que aterrorizado por aquel suceso, huyó lejos y tan rápido que olvidó a su mujer y sus dos hijos. Nunca mas supieron a saber de él.
En fin chicos eso es todo, si puedo ayudaros en algo no dudéis en decírmelo, eso es todo lo que sé.
- Gracias Señor Zapatones..., perdón quiero decir Señor López. Vamos Carlos debemos de hacer unas cosas - sin dejar de mirar al viejo enterrador se levantó y me siguió hasta salir de aquella casa -.
- Tío has oído todo lo que ha dicho
- Si Carlos.
- Esto me huele mal, creo que la apuesta la vamos a olvidar, aunque a partir de ahora nuestros amigos nos miraran con ojos llenos de risa, nos dirán que somos unos gallinas
- Que has dicho tío .
- Que nos dirán que somos unos gallinas -.
- Eso no lo aguanto, todo menos gallinas, tenemos que seguir adelante.
- Si, pero.....
- No hay peros que valga, mañana como dijimos en un principio nos vemos en el monte del Calvario a las once.. ¿ entendido ?.
- Vale tío, pero esto me huele mal, muy mal.
A eso de las once y media, nos encontrábamos con caras de circunstancias frente al muro del camposanto, por el lado mas bajo y cómodo de trepar...
- ¡Pero Carlos!, donde vas con esa mochila, ¿ que llevas dentro ? .
- Nada importante.
- Dime que demonios es, estoy empezando a perder la paciencia y todavía no estamos dentro.
- Bueno vale te lo diré, pero no te rías. Llevo... pues llevo...
- ¡Dímelo! - le grité -.
- Pues una linterna, unas estacas de madera y un martillo..
- Pero tú estas chalado o es que te lo haces, que te crees que vamos de caza de vampiros,
pero todavía piensas en cuentos de murciélagos con capa.., anda tío y tira eso que me estas poniendo de mala leche.
- Bueno vale pero no te pongas así.
El cielo de la noche estaba raso, la oscuridad no era total y la Luna hacía de faro que iluminaba con claridad toda la necrópolis. Un temblor, no se si de frío o de miedo invadió nuestros cuerpos. Un sin fin de ruidos nos rodeaban dándonos la bienvenida, poniéndonos loas pelos de punta. Una vez dentro todo cambió, el silencio solo era violado por el crujido de las hiervas secas al pisarlas, una lenta pero intensa niebla empezaba a emerger de entre las tumbas que estaban escondidas entre aquellos matorrales, seguíamos caminando por un pasillo central hasta llegar a la sección de los panteones, eran aterradores, muchos de ellos estaban casi destruidos por culpa del paso del tiempo, todo era desolador...
- Tío..
- Que pasa ahora.
- Ese bicho que hace de estatua en lo alto del panteón que acabamos de pasar, me ha mirado con unos ojos rojos.
- Tú que, no vas aparar de decir sandeces o que.
- Te lo juro, me ha mirado -señalando con una mano temblorosa hacia una gárgola que estaba en posición defensiva en lo alto de la cornisa de uno de los panteones-.
- No ves, so miedoso que es una simple y vulgar estatua como tantas otras que hay aquí en este maldito cementerio.
- Será lo que sea, pero me ha mirado aunque no te lo creas.
- Vamos so bobo, sigamos buscando la cerradura que encaje con la llave. No hicimos mas que darnos la vuelta y andar unos metros cuanto una silueta se reflejaba en el suelo haciendo que la oscuridad fuera casi total, nuestros corazones se encogieron tanto, que apenas nos dejaban respirar, mirando hacia atrás lentamente observamos a ese bicho con los brazos abiertos con forma de alas y unos ojos rojos chillones. Se nos quedó una cara de circunstancias al ver aquel monstruo, el miedo se apoderó de nosotros se nos clavaron los pies en el suelo, una fuerte gravedad nos impedía moverlos.
- ¡ Aaahhhh !, - gritando al unísono nos miramos aterrorizados -.
- Te dije que me estaba mirando y no me hiciste caso, que hacemos ahora.
- Pues no se me ocurre ninguna idea - le contesté tartamudeando -.


- ¡Pues yo si tengo una idea y es que salgo pitando de aquí! ¡ya !.
Pusimos los pies en polvorosa sin rumbo fijo, solo íbamos corriendo como dos descosidos sin mirar hacia atrás por entre las tumbas, hasta que tropezamos con una cruz de piedra que estaba escondida entre los matorrales y nos dimos de bruces contra la puerta de un panteón quedándonos atontados unos instante hasta que mirando a nuestro alrededor comprendimos que el monstruo no nos seguía.
- Te has dado cuenta donde hemos ido a parar.
- Pues si, mira esto es la puerta de una bar...
- No joder - conteste malhumorado -.
- Pues claro que si se donde estoy, mira el letrero que hay en lo alto de la puerta, ostras hay pone ¨ En la miseria de la muerte se encuentra la grandeza de la vida ¨ lo que el mendigo nos dijo y ahora que hacemos tío.
- Esta claro, creo que la llave que tenemos abre panteón -.
Así fue, lentamente y chirriando la puerta se abrió, ayudados por una pequeña linterna observamos que a nuestro alrededor se encontraban varios nichos pero estaban vacíos.
- Aquí no hay nada.
- ¡ Espera Carlos ! hay algo en el suelo, parece una trampilla.
- Tío vámonos de aquí que todo esto me huele mal, olvidemos esa estúpida apuesta.
- No Carlos ya que estamos aquí, no podemos echarnos atrás - a la vez que habría la puertezuela - Carlos enfoca aquí abajo, parece que es una cripta, hay bastantes nichos, bajemos y averigüemos que hay. Así que de un salto nos encontramos en una especie de túmulo de unos cinco metros cuadrados con cuatro nichos uno a cada lado y con sus respectivos ataúdes.
- Mira tío ¿te suena esa numeración que hay debajo de cada nicho ?.
- Si, esta pone ¨D-306 ¨. Saquemos el féretro y abrámoslo.
- Tu estas loco, ni muerto hago yo eso - me gritó al oído -.
- Venga no seas tonto y ven a ayudarme.
- ¡ dejadme salir.. !.
- Has oído eso Carlos...
- Si, a ti diciendo que te deje salir de aquí.
- Yo no he sido.
- ¡Como que no ! no empieces con las bromitas que no es el lugar ni el momento apropiado.
- Te he dicho que yo no he sido.
- ¡ Hay madre mía !.
- ¡dejadme salir..!.
- Joder tío, esa voz viene de dentro del féretro - a la vez que Carlos lo dejaba caer en el suelo si mas miramientos -.
- ¡ Estas loco ! casi me pillas los pies.
- Joder, joder y joder ahí dentro hay algo o alguien.
- Pues bien, ábrelo - le dije a Carlos - .
- Y un cuerno, lo abres tú.
- Bueno yo lo abro.
- Si yo llevaba razón .- reprochándome Carlos -.
- En que llevabas razón...
- En lo de las estacas y el martillo. Ves, ahora nos hubiese hecho falta, pero tu como eres tan listillo, nunca me haces caso.
- Bueno ya esta bien dejemos de pelearnos y tranquilízate que lo voy a abrir. ¡ esta atascado! échame una mano que yo solo no puedo.
No llevábamos apenas cinco centímetros abierta cuando de pronto, de un solo golpe se abrió tirándonos a los dos al suelo y una figura humana vestida con una túnica negra con la cabeza cubierta con una caperuza, lentamente se erguía, el pánico se apoderó de los dos quedando tan quietos como mudos. Una vez levantado ese espectro nos señaló a los dos diciendo.... ¨¡ Sorpresa...! y entonces desde todos los sitios del mausoleo unas carcajadas nos hizo que atónitos y extrañados mirásemos a los que nos hicieron esta pesada broma, eran nuestros amigos aquellos con los que hicimos nuestra apuesta, lo habían tramado todo, se quedaron con nosotros....

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