lunes, 13 de septiembre de 2010

El Príncipe Coronado











Ilustración de Craig Mullins

Hoy he tenido la oportunidad de verla, una sensación de intranquilidad y de nerviosismo recorrió todo mi cuerpo, la vi lo mismo de guapa, lo mismo de alegre, lo mismo de feliz de cuando estábamos juntos, me alegro mucho porque al menos aún sigue sonriendo, pero eso me duele mucho, nunca imaginé que sin mi, sus ojos brillarían tanto como antes, pero eso es producto del tiempo, tiempo cruel que un día se la llevó de mi lado. Estuve un largo rato observándola y... Dios me pierdo con la vista recorriendo todo su cuerpo, me visto de amargura recordando aquellos días en los cuales yo la acariciaba, la besaba o simplemente la miraba. Una tormenta de recuerdos llenos de imágenes arrasan mi fatigada mente para mas tarde transformarse en dolor que recorriendo todo mi cuerpo tiñe de oscuridad mi dolorido corazón.

Ahora estoy solo en mi cuarto, tendido en la cama y envolviéndome en una música romántica que me lleva al rincón de mi mente, a mi reino, a mi paraíso donde me encuentro solo, pero a gusto y feliz y con una sonrisa irónica que surge de mis labios, producto de mi rabia y dolor por no creer ya en el amor y sobre todo en esas cosas que ella me susurraba al oído y juraba y perjuraba que era verdad. Recuerdo que me decía que era ese chico tan especial que siempre había soñado una y otra vez, me decía que tenía unos ojos preciosos que mis labios besaban como nadie que mi corazón era tan grande que desprendía mil sentimientos por medio de palabras llenas de sinceridad, que nunca dejaría de amarme, porque yo le había hecho sentir persona o alguien importante, que ella abrazándome cerraba los ojos y sentía esa sensación de recorrer por todo el infinito llegando a acariciar incluso a las estrellas, que no había mas Sol que yo, incluso había veces que me miraba y me decía que me quería simplemente sin haber recibido nada a cambio. Recuerdo que en muchas ocasiones haciendo el amor ella lloraba porque era muy feliz y no tenía palabras para decirme lo que verdaderamente significaba para ella.

Pero ahora pienso que todo eso era mentira, que ella nunca vio mas allá de mis ojos, que mis labios no le decían nada y que mi corazón a su parecer nunca fabricaba sentimientos o que mi imaginación no inventaba momentos tan felices como ella quería. Todo este tiempo estuvo engañándome como a un infeliz, me maldigo al ser tan tonto por dar todo a cambio de nada, por creer solo en las palabras, palabras que para ella están olvidadas, me pregunto si he hecho algo mal, quizás quererla mas que ella a sí misma.

Todo esto es como si fuese un cuento de hadas, ella la Princesa que vive en un palacio muy grande y que cree que se enamora de un Príncipe sin reino que le jura amor eterno y pleitesía para el resto de su vida y ella romántica cree en él, pero pasa el tiempo y ella ya no quiere ser Princesa sino Reina, entonces él le dice que no puede ser Rey porque no tiene reino y ella quizás egoísta busca por los demás reinos al Príncipe azul que la haga Reina y al fin lo encontró y despreciando los sueños y lo poco que tenía el Príncipe sin reino le dice que todo lo que tiene con él lo cambia por una buena amistad. Él lo acepta y le dice a la arrogante Princesita que prefiere tenerla como Princesa de sus sueños para regalarle una corona de flores cada día..... a ser Reina y regalarle una corona de perlas preciosas para toda la vida... y así el Príncipe sin reino se marchó por la parte de atrás del palacio sin comprender como hay gente que cambie una sonrisa por una carcajada, una mirada a cerrar los ojos, un suspiro por una mentira, un te amo por un te quiero...

Pero esto no es un cuento, es una realidad y ahora en el silencio de la noche mis lamentos gritan inútilmente buscando razones para no perder todo lo que le di, que mis ojos encharcados de lágrimas están cansados de no dormir intentando hacer de la realidad un mal sueño. No puedo seguir engañándome mas, tengo que olvidar y seguir adelante, vagando en el tiempo buscando maneras para comprender que hice mal y porqué no luche por ella si tanto la quería.

Vivo en mis sueños, no creo en la realidad...






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