Hay frases que se pierden entre
mis labios y mi almohada cada noche justo antes de entrar en un sueño. Hay
lazos que en la oscuridad de la noche que atan mis muñecas en forma de cadenas
trasparentes. Hay suspiros que rompen ese silencio. Otras noches mis sonrisas
dan luz a mi noche que retuercen cualquier sonido. Mi mente empieza a liberarse
a despojarse de cualquier momento malo que durante el día se incrusta en mi
cuerpo como el aire seco y pesado que no puedo respirar. Juramentos ocultos en
mi voz temblorosa me animan a seguir caminando sin andar.
Este es
el momento del día que aguardo, que deseo. Quieto e intranquilo espero y espero
a que todo calle, a sentirme solo. Quiero desenlazar mis dudas, aquellas que me
hacen tropezar, las que no me hacen pensar ni sentir. A no dar respuestas a
preguntas que otros me hacen, pero cuando las tengo no hay oídos que me
escuchen ni manos que me calmen ni ojos que me vean. Pero es aquí a esta hora
cuando para unos acaba todo, para mí todo empieza.
Ahora que
las velas empiezan a quitarle el protagonismo al Sol, ahora que todo se
ralentiza. Ahora despierto yo. Sentado en mi rincón, dejo que todos entre antes
que yo en el mundo de los sueños. Me gusta imaginar como tú tendida en la cama
apuras el cigarrillo mirando esos girasoles que por la ventana se asoman. Veo
como tu silencio aplasta con su oscuridad tu habitación. Tus nervios se
despojan de tu cuerpo como la ropa que te viste. El cansancio te arropa. Tus
ojos buscan a tu alrededor algún resquicio de algo que te haga recordar. Y
sobre tu mesa tapada con una cortina, ocultas una cajita dorada como el Sol.
Miedo, temblor, alegría, tristeza…. Que se yo lo que por tu mente pasa cuando
recuerdas lo que ocultas en tan pequeño rincón. Letras dobladas, mariposas
plateadas, cordones enroscados y algo más. Antes ocupaban todo un mundo, ahora
en un pequeño hueco oscuro ocupan como un recuerdo que poco a poco se va
olvidando. Mientras tanto los minutos lentamente como anestesia te invitan a
entrar en un sueño.
Desde mi
lugar, te veo sin mirarte, te siento sin olerte. Mirada que a lomos del viento
me lleva a tu rincón. Por fin dejo de suspirar, por fin dejo de sollozar, por
fin dejo este día atrás.
Lentamente
los sueños se van descolgando de las agujas del reloj. Ya es de noche. Y la
esencia de historias sin sentido se mezclan entre el humo del cigarro. Mis ojos
se apresuran a raptarlos y llevarlos al fondo de mi mente. Ahí los guardo y
reemplazo por las historias reales que como tambores enérgicos retumban en mi
cabeza durante el día que me impiden soñar despierto.
Aliento
amargo me da el cigarro…. Dulce aliento me da ese aire de sueños que como
fieles pelegrinos acuden a mí cada noche. Historias, cuentos, pesadillas en
invisibles pergaminos animados revolotean a mi alrededor. Lo sé, lo siento. Veo
como la llama de la vela se agita intentando capturar esos mis sueños.
Mis ojos
poco a poco se van envolviendo de imágenes nuevas. Lentamente voy cruzando la
línea de lo real al mundo de la fantasía. Me da igual tener dulces sueños o
pesadillas. No me importa, sólo quiero irme de aquí sin tener que hacer
mudanzas.
Y lo
mejor de todo es que cuando despierte no recordaré nada ni a nadie en quien
soñé.
Desearía que fuese igual al
anochecer. No recordar nada de cuanto vi.
2 comentarios:
Ese momento en el que desnudarse y tambalearse entre el cielo y el infierno, allí donde aun siendo todo etéreo, lo sientes dentro, tan dentro, que venderías tu alma por permanecer en ese instante en el que muere y calla el mundo entero.
Ese espacio tiempo en el que en verdad eres tu y todo eso que brota desde dentro, en el que no hay que dibujar sonrisas ni gritar de impotencia al viento, ese espacio donde revolcarse y estrecharse a los lazos del sueño, que te atan y desbordan el alma.
Lo conozco, lo sé, lo siento…
Me ha encantado sentirte de nuevo…
Bsos…
Que lastima que no escribes más, es tu pasión no lo dejes, tomate tu tiempo.
Un gran abrazo,
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