Miro
al frente, sentado donde siempre, cierro los ojos e imagino quien te está
viendo. Mi silencio es más silencio que nunca, la oscuridad más oscura que
jamás pude imaginar. ¿Dónde está esa ventana de color que le daba luz a mi
rincón?. Última ilusión que me quedaba y que siempre estaba junto a mí. Ya no
vuelan mariposas imaginarias ya no hay luz en este oscuro rincón. Callo más que
nunca y me alegro. Cierro los ojos porque no quiero mirar, lo que veo me mata.
Nudos en mi estómago estrangulan mis entrañas ya no hay mariposas, se fueron
por esa ventada de azul oscuro de una noche sin luna, sólo clara estaba la noche
pintada.
Nunca
prometí nada, jamás quise nada,
simplemente te daba mi mirada. Ojos tristes tras unas gafas oscuras nunca me
delatan. Noches largas, mi mente teme a no soñar nada. Silencio…. Todo se
apaga. Ya no están mis girasoles que por esa ventana se asomaban cuando la
noche me rodeaba.
Me
falta el aire, nudos en mi garganta y estas lágrimas manchan mi cara. Nunca te prometí
nada, jamás quise nada. Fui un reflejo borroso, aun así quise que te
reflejaras.
No
sólo es cobarde aquel que escapa. Yo guardo silencio y dejo que marches en
busca de esas mariposas que en volandas te alejan de mí, mi querida amada.
Has
cogido el odio con tus manos aquellas que tanto te besaba. Abrazas al coraje y
lo riegas con lágrimas de rabia. Tanto dolor por mí que no soy nada. No mates
tus mariposas que en el estómago revoloteaban, no dejes de soñar en aquello que
en esta vida el tiempo te lo arrebata.
Que
tus dulces labios callen cuando no puedas decir nada, no dejes que sólo sean
tus ojos los que vean, ciérralos y veras esa luz, esa luz de la que tanto te
hablaba.
Mis letras
sollozan lágrimas, al ver que ya no tengo ese hueco en mi pared más oscura que
clara. Y muero cuando no siento en mi cara el calor de ese lienzo que ya no me
hace falta. Escribo y escribo frases sin sentido, miro y miro imágenes que no
me dicen nada, huelo y huelo el rastro de los girasoles que junto a ti te dan su
mejor fragancia.
Soy
cobarde y me escondo en estas cuatro palabras y como tal te digo todo y no te
digo nada. Un día te hablaba con mi mirada otro mis manos te decían más que mis
labios cuando te murmuraban. Olvidas y
por eso no entiendes nada, ahora son mis girasoles quien sin ojos ni labios te
dirán lo que yo tanto te susurraba.
Ahora
en tu espejo no hay reflejos no hay nada. Resquicios de dudas de un te quiero.
Manchas tu espejo con tus lágrimas amargas. Cierra tus ojos, dejaras de ver
nada. Odio y rabia impotencia no deseada, amargura tras una sonrisa, voces sin
aliento, caricias imaginadas. No estoy frente a ti para mirarte y tocar tu
cara. Estoy tras de ti, mirándote como te marchas.
Camino
descalzo, mientras en mis pies se clavan todas estas palabras. Callo en el
silencio que tú nunca escuchabas. Aquel que tanto te hablaba y ahora no oyes
nada. Ni tan siquiera no recuerdas esos te quieros que en el aire mis dedos
dibujaban. Se apaga mi luz. Te vas con tus manos aladas.
Dónde
están mis girasoles aquellos que tanto amaba.
2 comentarios:
Quien guarda rencor y odio no merece estas palabras tuyas, dedícalas mejor a quien sepa apreciarlas, a tu ángel...
Te has superado con creces;amigo mío te doy mi más sincera enhorabuena y es un placer volver a verte por aquí; sigue así y verás cumplidos tus sueños.
Mis felicitaciones
Mi caballero de Jaen, continua escribiendo, echo de menos tus letras...
Un gran abrazo ;)
Publicar un comentario