Querido mío:
Amanece otro día más y la luz se supone que debe de entrar
por mi ventana, pero no veo nada a mi alrededor. Es la hora de levantarse y
como mañana vuelvo a maldecir este día. Apenas tengo fuerzas para hacerlo, pero
mi falsa amiga la rutina me coge de la mano y me empuja hacia ese abismo lleno
de ruidos y voces que chirrían incluso más que en mis pesadillas. Tortura que
diariamente hace que mis pies se arrastren por el suelo sin dejar huella. Que de
mis labios salgan palabras sin sonido que mi mirada temerosa se pierda a un
metro de distancia.
Sorbos amargos
de mi café azucarado intentan activar mi cuerpo aletargado, pero sólo lo deja
en ralentí, suficiente como para ponerme a funcionar. Hoy como mañana tengo que
mentalizarme en pensamientos menos negativos, pero son muchos y apenas se nota
si no pienso en unos cuantos. Cada mañana antes de salir de mi fortaleza tengo
que ponerme mi capa de invisibilidad, pero no la encuentro. Me pongo mis gafas
de sol para que supuestamente nadie me vea, apenas me maquillo, no me importa
nadie se fija en mi. Hoy como para mañana procuro dejar mi agenda llena de
cosas para hacer.
Necesito correr
sin salir de mi tarro de cristal, temo que el viento me traiga hojas de otoño
en primavera. Quiero gritar y volar desde la montaña más alta de esta llanura
que me rodea. Quiero aprender a decir no, en un mundo de cumplidos. Sonreír con
mis ojos y hablarme al espejo pero no veo mi reflejo.
Querido amigo
no te quiero a mi lado, no me haces bien y cada vez que cierro los ojos te veo
y un fuerte dolor en el pecho me paraliza. No encuentro mi ser, un día dejé de
buscar porque tú ladrón de almas me la arrebataste para siempre escondiéndola en la oscuridad. Maldito
el día que me escondí tras de ti. Te pedí ayuda y tu silencio me abrazó
Vendí todos los
sentimientos por cobarde y cada día que amanece me pregunto qué tienes
preparado hoy para mi. Alargas las horas de mi reloj para que me sea hoy como
mañana eterno. Me obligas a mirar hacia todos los lados a todo el mundo con
desconfianza. Quiero ser yo los hilos de mi marioneta y no ser una confusión para
los demás.
Querido amigo,
dame mi libertad y suelta las riendas de mi vida. Devuélveme mi voz, deja en mi
piel las huellas del placer cuando sea acariciada. Abre las puertas de mi cárcel de cristal y llévame
aquel lugar donde me encontraste. Quiero escuchar de nuevo los susurros del
viento
Quiero que me
abandones….
Atentamente tu prisionera…
∞∞∞
Querida amiga:
Te recuerdo siempre cuando me busca
tu silencio. Te abandoné hace tiempo y con tristeza te añoro. Echo de menos a
esa niña que un día buscó cobijo en mi rincón. Duelen tus letras, quiero secar
tus lágrimas pero no me dejas. Estimada amiga te has aferrado a un solo
sentimiento y me has puesto un espejo frente a mí. Luchas contra mí sabiendo de
ante mano que la batalla la tienes perdida.
Me odias, me intentas esquivar pero sabes que es imposible. Durante todo este tiempo has estado ciega y no has mirado a tu alrededor. Un día me fui y te dejé algo que nunca utilizas, te di la mejor de tus armas pero nunca miraste dentro de ti. Te dejé la valentía y jamás la has usado para mirarme cara a cara y dejar de verme como tu enemigo. Todos los sentimientos tienen un sentido, eso te hace sentirte tu, y si faltan alguno por muy malo que sea, tus pasos no dejaran huella. La vida te dará momentos de placer y momentos de dolor y todos los sentimientos te harán sentirte completa. Mira hasta el horizonte y no sólo tus pasos indecisos. Háblate a ti misma y tu voz saldrá de tu jaula. Aprende del ayer para afrontar el mañana.